Poco que echarse a las alforjas para la colección, no pasa nada, tan solo este pequeño picador de alborox comprado a un vendedor conocido a un precio extrañamente barato, tiene fama de ser el más carero del baratillo. He aprovechado la incorporación y a las cinco de la tarde he organizado una corrida de toros, a puerta vacía.
Nuestro protagonista de hoy picando el toro mientras observa el monosabio, el subalterno está pendiente al quite, el maestro pide el cambio de tercios.
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