La maravilla mecánica con la que el todopoderoso rey Felipe II le cumplió una promesa a Dios

Como dije hace unos días, las tardes de verano son buenos momento para la lectura, lo tengo inculcado desde pequeño con las Joyas Literarias Juveniles de Bruguera.
Hoy en día tenemos la web para llegar a cualquier parte del mundo, y en esta ocasión me ha llevado a BBC.com donde he encontrado un artículo de noviembre del pasado año sobre un inquietante autómata construido hace más de 400 años.
"Aunque no siempre está a la vista, en el Museo Nacional de Historia del Smithsonian en Washington, habita un monje." Así comienza el artículo de Dalia Ventura sobre este increíble autómata que "...camina trazando un trapezoide, mientras se golpea el pecho con el brazo derecho, levanta y baja una pequeña cruz de madera y un rosario que lleva en la mano izquierda. Su cabeza gira y asiente, sus ojos se mueven y, silenciosamente, pronuncia oraciones. De vez en cuando, se lleva la cruz a los labios y la besa."
"Le llaman "el autómata de un monje", se sabe que fue fabricado en el siglo XVI y que llegó a Washington desde Ginebra en 1977."
Fabricado en madera e hierro con rastros de esmalte no se sabe a ciencia cierta cual es la historia de este monje, aunque la que se describe en esta publicación es bonita y merece ser real.
La trama es para realizar una película, el Rey Felipe II, su hijo el príncipe Carlos y un accidente al bajar unas escaleras, un golpe en la cabeza que lo tuvo al borde de la muerte, una promesa del Rey a Dios, un sueño del príncipe con un fraile que le vino a visitar, Fray Diego de Alcalá fallecido 100 años antes, y el supuesto milagro de su curación.
"Felipe II citó a uno de los mejores relojeros de Europa, Juanelo Turriano, y le pidió, de la manera que piden los monarcas, que realizara una versión mecánica de Diego de Alcalá."
Existen dudas sobre su precedencia e incluso que se realizara en España, pero la historia está ahí.