Después de dos meses de travesía por el desierto, nunca mejor dicho por las temperaturas que hemos padecido, vuelvo a Jerez de la Frontera. Si bien este año el rastro ha mantenido su actividad durante los meses de verano, por lo que he podido oír a algunos vendedores y de boca de otros con los que he charlado, muchos comenzaban hoy el nuevo curso. De vuelta, como suele ser habitual, me he pasado por el rastro de Chiclana para hacer más largo el paseo.
Para ser el primer día no se ha dado mal, alguna cosa he pillado que ya mostraré estos días, como ese cenicero de una autoescuela jerezana que una vez limpio ha quedado de película. Comienza la temporada alta del mundo del rastro. Por cierto la motocicleta de hojalata que aparece en el interior de una caja la traía un vendedor malagueño, es de fabricación India, muy chula, y se vendía por 40€.
