"El corte, el polo, bombón helado", con ese pregón en las tardes de verano oíamos llegar al heladero de "La Valenciana", si había suerte, nuestra madre nos echaba desde el balcón 1 peseta que costaba el cucurucho pequeño. El pasado martes a las puertas de un local de chucherías que mencioné hace algún tiempo, aparcados encontré estos carrillos de helados del siglo XXI. Los tiempos han cambiado, el tipo de vehículo, eso si a pedales, la variedad en el producto y, como no, los precios, pero lo que seguro sigue intacta es la ilusión de los más pequeños a verlo llegar.
A continuación los triciclos de innovador diseño y el que nos volvía locos de pequeños.
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