Se acercan los días en los que las playas pasan a ser algo menos nuestro, durante unos meses las compartiremos con turistas y dejarán de estar semi desiertas. Me gusta pasear por ellas cuando la marea ha bajado y buscar y recoger trozos de cerámica que el agua deja tras de sí, ya he compartido anteriormente esta afición mía (ver aquí). La pasada semana se dio bien el paseo y me hice con una buena remesa, la mayoría son restos de cerámica vidriada aunque también pillé algunos pequeños trozos de botellas que la mar ha ido puliendo durante años.
Me apasiona esta afición, porque además para localizarlas suelo caminar por las playas chiclaneras de La Barrosa o Sancti Petri y las de Los Bateles y Castilobo en Conil de la Frontera, verdaderos paraísos de la naturaleza.
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