Ayer pensaba, ahora que el rastro de Jerez de la Frontera vuelve a la rosaleda, en el interior del Parque González Hontoria, hará que la temperatura baje algunos grados, lo que no podía pensar era que la lluvia hiciese acto de presencia. Si bien es cierto que cuando llegué ya había caído un aguacero y que durante mi paseo la lluvia dio una tregua, si que en el ambiente se dejaba notar que de un momento a otro volvería a caer, cosa que ocurrió nada más arrancar el coche para la vuelta.
No estoy a disgusto con el espacio del que dispongo para la colección, todo lo contrario, pero a veces pienso que si tuviese un espacio mayor objetos como esa caja de botellines de cerveza San Miguel e incluso el cartel de cacao Van Houten se habrían venido conmigo. Pero no se puede tener todo.
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