"....El Rastro, plazoleta irregular, comprendida entre las calles de los Estudios de San Isidro, Maldonadas, Embajadores, Ruda y Ribera de Curtidores, .... apareció ante mis ojos como el mercado más alegre, más bullicioso y más concurrido de la corona de la villa, disipando las nubes que había levantado en mi cerebro la relación de lo que debía presenciar en este sitio."
"Un filosofo pesimista lo definía de la manera siguiente, El Rastro es el Madrid verdadero, el Madrid desnudo, el Madrid que, arrojando la careta que lo cubre y despojado del traje de Carnaval cotidiano, va a sentarse pensativo, solitario y angustiado allí,...
Daniel Perea y Rojas, El Rastro de Madrid, revista El Museo Universal.
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