Visitar una feria de libro antiguo requiere dedicar mucho tiempo a cada stand, el bullicio me obligaba a no acercarme demasiado así que opté por centrarme en los cómics que tenían menos curiosos alrededor. Las imágenes, al realizarlas a cierta distancia, no captan en su totalidad los interesantes ejemplares aún a la venta a un día de clausura de la feria. Me detuve en una de las casetas que me recordó a la tienda de Mateito, un lugar en la Plza de Jesús de mi pueblo donde los chiquillos íbamos a comprar tebeos de fechas pasadas y allí rebuscábamos entre montañas bien apiladas, era un lugar mágico, rodeados de TBOs, Mortadelos, Pumbys o Jaimitos. Esa caseta a la que me refiero también tenía sus montañas, menos altas, de Flash Gordon, el Enmascarado, El capitán Trueno, Florita o Roberto Alcázar y Pedrín, todas ellas joyas de los 50 y 60.
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