“Sin vislumbrarse aún el cierre de la fábrica, ya se firmó la donación de la colección al pueblo de Chiclana para que permaneciera formando parte de su patrimonio artístico”, ha indicado Antonio Marín, quien ha recordado la figura de su padre José Marín Verdugo y su legado empresarial y artístico. “Pepe Marín no solo fue un artista con recursos, fue también el gran maestro que supo enseñar todo aquello que él sabía hacer para que todos pudieran hacerlo”, ha destacado su hijo, quien ha añadido que “las Muñecas Marín han sido embajadoras del arte español”. Asimismo, ha resaltado “la ayuda inestimable de nuestra madre Antoñita Andrade, que trabajó codo con codo con él y fue un pilar extraordinario de la familia, y su hija, que con su arte, oficio y esfuerzo, se convirtió en una de las diseñadoras de muñecas más importante a nivel internacional”. Finalmente, Ernesto Marín, también exalcalde de Chiclana, ha recordado su llegada a la Fábrica Marín, “donde pude comprobar la transcendencia de las decisiones que había tomado mi padre”. “Además, tras poner en marcha el pequeño museo en 1996, en un viaje de trabajo a Barcelona pude comprobar la importancia que tuvo mi padre en España al ver sus muñecas en un museo privado; tras esto, planteé a mis hermanos donar una parte de la colección, lo más grande que tenía la familia, con el objetivo de que la importancia de lo que había hecho mi padre quedara para la historia”.
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