miércoles, 25 de septiembre de 2024

Fascículos

 Hace unas semanas hablaba con un amigo caminando por el rastro de lo común que era encontrar tomos coleccionables sin encuadernar. Seguramente por desidia quienes coleccionaron los fascículos luego no se preocuparon de completar el ciclo y ahí se quedaron en la estantería. 

 Yo fui coleccionista de fascículos, ya fueran los que se compraban en el kiosco o los que se entregaban con la prensa dominical, independientemente de la ideología del periódico yo me lanzaba por el coleccionable que me resultaba interesante. En un departamento cercano a mi sala de delineación trabajaba un compañero que se dedicaba en casa a la encuadernación para sacarse una perrillas extras, así de esta forma pude acabar cada colección que emprendí.

 Hoy conservo mis libros como joyas en la librería del salón de casa, mientras uno esté perfectamente cuerdo no acabarán en un rastro o librería de viejos. Cada coleccionable lleva adosado sus recuerdos, por ejemplo, el del Cine de Planeta lo inicié durante la mili en Madrid, el teniente jefe de la sala de delineación me había asignado la tarea de realizarle cada semana una operación bancaria y me daba el dinero para el metro y el autobús hacia el banco y luego a casa. Yo realizaba parte del camino andando y con el dinero que me ahorraba compraba mi fascículo semanal. Por cierto con el primero se entregaba un single de vinilo de Marilyn Monroe del que desconozco el rumbo que tomó.



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