Los nostálgicos siempre me había hablado y bien de la Fiesta de la Parpuja de Chiclana de la Frontera, un festival de cante flamenco que tomaba el nombre de unos pequeños peces que se capturaban al atardecer en las playas chiclaneras.
Mi suegro, al igual que mi padre, era una gran aficionado al cante y sus hijos, incluida mi mujer, comparten esa afición, ella si tuvo la ocasión de asistir a varios de esos festivales con Camarón de la Isla como cabeza de cartel antes de conocerla yo. El pasado sábado se celebró la edición de este año y mi particular bautismo de la fiesta.
Es cierto que la Fiesta de la Parpuja ha sufrido cambios desde que se recuperara hace unos años, para empezar, los carteles de entonces lo copaban mayoritariamente cantaores consagrados, el recinto donde se celebraba ya no es el mismo, además entonces para asistir se pagaba una entrada y la degustación de parpujas fritas y el vino eran gratis y ahora el evento es gratis y las consumiciones las pagas, y por último con respecto a lo culinario, la pesca de estos peces se prohibió hace años debido a su reducido tamaño y ahora se sustituyen por lo que llaman sardinas de media playa, aunque su tamaño sea parecido. Por supuesto, debido a los numerosos cantaores que participaban aquellos festivales acababan con las claras del día y ahora al presentarse un cartel más reducido, aunque de madrugada, la finalización llega antes. Pero el cambio mayor llega asociado a la gratuidad, en el cante flamenco es primordial oír las letras y a veces eso se convertía en misión imposible, y es que al ser gratuito hay personas que asisten a estos eventos aún sin tener el más mínimo interés por el cante flamenco.
Pero bueno me quedo con lo positivo, una gran velada flamenca con figuras emergentes del cante pero ya con calidad contrastada y alguna vieja gloria sobreviviente de aquellos carteles de los 80. Comparto algunos carteles de las primeras ediciones, algunos de ellos vendidos en todocolección, donde se puede apreciar la calidad de aquellos festivales.
Muchos hogares chiclaneros conservan como recuerdo las viejas vasijas para las parpujas y las jarritas de vino realizadas en cerámica, en casa tenemos algunas de ellas, a estas se incorporan las del presente año para continuar con la tradición.
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