La calle de la Boquería era lugar de paso a diario, una mañana decidimos parar a desayunar, no fue buena elección, nos encontramos con la camarera mas maleducada que te puedes encontrar, no voy a entrar en detalles, no merece la pena. Lo mejor del lugar estas dos vitrinas con sifones y botellas de gaseosa que se encontraban junto al lugar donde estábamos sentados, cada vez más los bares y restaurantes apuestan por lo vintage como decoración. Por cierto el lugar se llama Restaurante la Boquería.
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