Escaparate de la librería de viejo Raimundo en Cádiz.
Aprovecho la ocasión para decir que ya resulta cansino tener que aguantar a aquellos que desde fuera de Andalucía y a través de un burdo sketch pretenden ridiculizar nuestro acento para así tacharnos de analfabetos. Quiero desde este lugar, desde Cádiz, el más antiguo de occidente, con más de 3.100 años de historia, decirles que estamos orgullosos de nuestro habla y de nuestra gente, las que habitan un lugar donde se vive y se deja vivir, con una luz que nos da la felicidad y nos sentimos dichosos, y si hace falta nos reímos de nosotros mismos. La cultura andaluza está ahí con ilustres escritores a lo largo de la historia, y solo hablo de escritores, a los que no es necesario nombrar y cuya lista es demasiado extensa, y que por cierto hablaban como nosotros.
Acabo ya con un poco del habla de aquí, de Cádi. Para decirle a los siesos, los malajes y los jartibles, que sepáis que estamos al liquindoi y jartos de tanto borderío y de la peshá de carajotes que se creen mejores. Aquí no queremos bullas, no habrán muchos jurdeles pero nos tomamos la vida con alegría, con calma, con unos pirriaques es un bache llenos de guachisnais. Que este paraíso es un bastinazo y al que no le guste, guannaja, y que, como decimos por aquí 'esto es Cái y aquí hay que mamá'. No ni ná.
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