Barquillero cerca del Palacio Real de Madrid
Recuerdos del pasado, lugares, juguetes, coleccionismo y todo aquello que te haga echar la vista atrás.
miércoles, 14 de febrero de 2018
Hablando de recuerdos dulces, los Barquillos
Un personaje que veo en el Rastro de Madrid las veces que he ido es el barquillero. Hoy hilando con el post anterior sobre los corruscos he recordado a un barquillero que vivía en el mismo patio de vecinos de nuestros abuelos y los domingos cuando íbamos a verlos con nuestro padre casi siempre caían algunas pesetas que gastábamos en el barquillero apostado en la calle La Plaza a las puertas de la casa.
Un recuerdo muy dulce, los Corruscos
Esta mañana desayunando con los compañeros de trabajo, hablamos sobre los Corruscos a partir de una entrevista en la radio y en televisión en los últimos días. Los mayores hablábamos y los más jóvenes nos miraban con cara de no conocerlos.
Todo viene porque el dueño de una pastelería del barrio de Loreto en Cádiz dice que es la única donde aún se siguen haciendo estos dulces cuando llega el carnaval.
Nuestros recuerdos, todos coincidíamos, es el de un vendedor con gorra y camisa blanca y un canasto y pregonando una cantinela, que no recuerdo ".... Corrucos....", si, todos coincidimos en recordarlos como Corrucos. Mis compañeros de La Isla me dicen que este vendedor llegaba del Puerto de Santa María, yo no se si era de Puerto Real o no. El caso es que comprábamos uno o varios, que se cortaban de una tira, hoy se venden sueltos.
Pepe Monforte en su interesante web cosas de comé habla de esta delicia y del horno de Pepe Rueda donde aún se hacen, ver también este artículo de La Voz de Cádiz.
Paco Alba en su comparsa de 1963, ‘Los Corrusquillos gaditanos’ llevaba el tipo de este vendedor que pregonaba sus dulces por las calles.
Todo viene porque el dueño de una pastelería del barrio de Loreto en Cádiz dice que es la única donde aún se siguen haciendo estos dulces cuando llega el carnaval.
Nuestros recuerdos, todos coincidíamos, es el de un vendedor con gorra y camisa blanca y un canasto y pregonando una cantinela, que no recuerdo ".... Corrucos....", si, todos coincidimos en recordarlos como Corrucos. Mis compañeros de La Isla me dicen que este vendedor llegaba del Puerto de Santa María, yo no se si era de Puerto Real o no. El caso es que comprábamos uno o varios, que se cortaban de una tira, hoy se venden sueltos.
Pepe Monforte en su interesante web cosas de comé habla de esta delicia y del horno de Pepe Rueda donde aún se hacen, ver también este artículo de La Voz de Cádiz.
Paco Alba en su comparsa de 1963, ‘Los Corrusquillos gaditanos’ llevaba el tipo de este vendedor que pregonaba sus dulces por las calles.
Estribillo del cuplé
Coma corrusquitos, coma usted canela
lo come el chiquillo, que lo come la abuela
y hasta que los dientes se le menean
que si no se lo come lo chuperretea
Tienen buena pinta, yo los recuerdo unidos unos con otros y el vendedor los cortaba
martes, 13 de febrero de 2018
Sevilla Classic Gas 2018
Sevilla Classic Gas 2018 celebrará este año la 2ª edición en las instalaciones del recinto ferial FIBES Sevilla, entre los próximos días 17 al 18 de marzo de 2018.
Una magnífica ocasión para disfrutar la vista de vehículos clásicos y nada menos que en Sevilla a las puertas de la primavera. A ver....
Una magnífica ocasión para disfrutar la vista de vehículos clásicos y nada menos que en Sevilla a las puertas de la primavera. A ver....

Cartel del evento
13 de febrero Día Mundial de la Radio
Hoy que se celebra el Día Mundial de la Radio es el mejor momento para recordar tantísimos momentos en que las ondas me han acompañado a lo largo de la vida.
Hoy en día sigue siendo un compañero inseparable pero cuando miro hacía atrás hay un sonido inolvidable que las mujeres de la casa hacían suyo poco después del almuerzo.
Hoy en día sigue siendo un compañero inseparable pero cuando miro hacía atrás hay un sonido inolvidable que las mujeres de la casa hacían suyo poco después del almuerzo.
Lucecita (telenovela de 1967)
Aniversario de Clásicos Citroën, Salón Retromobile de París
El Citroën 2CV, Dos Caballos, celebra este 2.018 su 70 cumpleaños y el Salón Retromobile de París no ha pasado por alto esta efemérides, junto a otro vehículo de la casa, el Citroën Mehari, que cumple 50 años, han tenido su momento de gloria en uno de los eventos más importantes del calendario del vehículo clásico.
Stand del Aniversario de los Citroën
Citroën 2CV y su prototipo, con un solo faro y manivela de arranque
Simpático Kit de montaje del Citroën Mehari al estilo Montaplex
Prototipo junto al Kit del Dos Caballos
lunes, 12 de febrero de 2018
La Horda, Vicente Blasco Ibáñez
Vicente Blasco Ibáñez
La Horda
Capítulo VI
Un domingo por la mañana, Isidro y Feli bajaron al Rastro...
... Después avanzaron los dos cuesta abajo, en el infernal estrépito del Rastro.
Abríase ante ellos la Ribera de Curtidores, con su declive tan rudo, que las últimas casas tienen sus tejados al nivel del arranque de la calle. Por encima de las cubiertas de las Américas veía Feli la ondulación de los cerros amarillentos, la llanura castellana, de suaves hinchazones, con su sequedad que acusa los objetos a luengas distancias.
Así como descendieron por la Ribera de Curtidores, se achicó el panorama, fue hundiéndose, hasta ocultarse detrás de los tejados de los almacenes que cerraban el fondo de la calle. A ambos lados, bajo toldos de lienzo blanco o de sacos obscuros, estaban los puestos de los chamarileros tradicionales, que viven todo el año en el Rastro.
En el suelo, sobre viejas lonas, esparcíanse los más heterogéneos objetos: espadas con fundas de terciopelo que habían servido en los teatros, machetes cubanos, sables corvos de la Milicia Nacional, loza desportillada, saleros rotos, vasos de porcelana remendados con groseras lañas, viejas litografías de vidrios empolvados representando las desdichas de Atala o las hazañas de Hernán Cortés, lienzos embetunados, en cuya negrura distinguíase una pincelada roja que era una pierna, una mancha amarilla que era una calva.
Los palos que sostenían los sombrajos estaban unidos por cuerdas, y pendientes de ellas se balanceaban uniformes de soldados, viejas levitas, pantalones roídos por el roce, sobrefaldas de gasa que habían sido de moda treinta años antes, sayas que olían a humedad y a polvo, delatando el olvido en los cofres de algún desván.
Otros puestos eran de géneros nuevos, y los vendedores, en vez de permanecer inmóviles, con moruna pasividad, esperando la pregunta del comprador, agitábanse pregonando la baratura de las mercancías, anunciando su procedencia de famosas quiebras. Eran los sobrantes de la elegancia, los desperdicios del capricho femenil: abalorios que ya no se usaban en los vestidos, guirnaldas de flores para los sombreros, blondas y puntillas amarillentas, envejecido todo ello por la moda antes de ser aprovechado. En otros puestos se exhibían viejos telescopios, cornetines, cartucheras de agrietado cuero, sillas de montar, y entre las ropas mugrientas asomaban, como una primavera moribunda, las pálidas rosas de alguna casulla.
Por el centro de la calle pasaban los vendedores ambulantes con grandes cestos de quincalla, pregonando las piezas a real, desde la palmatoria al cepillo y el juego de peines. Eran golfos de poderosos pulmones, que para atraer al público se agitaban como epilépticos, corriendo en torno de su puesto, manoteando, exhibiendo sus artículos, entregándolos a ciertos compinches que se fingían compradores para impulsar a la gente reacia.
—¡Aquí! ¡al tío que se ha vuelto loco y todo lo regala!—gritaba uno con voz de trueno.
—¡Lleven y compren!—mugía otro—. ¡Aire!... ¡Marchen, marchen!....
La Horda
Capítulo VI
... Después avanzaron los dos cuesta abajo, en el infernal estrépito del Rastro.
Abríase ante ellos la Ribera de Curtidores, con su declive tan rudo, que las últimas casas tienen sus tejados al nivel del arranque de la calle. Por encima de las cubiertas de las Américas veía Feli la ondulación de los cerros amarillentos, la llanura castellana, de suaves hinchazones, con su sequedad que acusa los objetos a luengas distancias.
Así como descendieron por la Ribera de Curtidores, se achicó el panorama, fue hundiéndose, hasta ocultarse detrás de los tejados de los almacenes que cerraban el fondo de la calle. A ambos lados, bajo toldos de lienzo blanco o de sacos obscuros, estaban los puestos de los chamarileros tradicionales, que viven todo el año en el Rastro.
En el suelo, sobre viejas lonas, esparcíanse los más heterogéneos objetos: espadas con fundas de terciopelo que habían servido en los teatros, machetes cubanos, sables corvos de la Milicia Nacional, loza desportillada, saleros rotos, vasos de porcelana remendados con groseras lañas, viejas litografías de vidrios empolvados representando las desdichas de Atala o las hazañas de Hernán Cortés, lienzos embetunados, en cuya negrura distinguíase una pincelada roja que era una pierna, una mancha amarilla que era una calva.
Los palos que sostenían los sombrajos estaban unidos por cuerdas, y pendientes de ellas se balanceaban uniformes de soldados, viejas levitas, pantalones roídos por el roce, sobrefaldas de gasa que habían sido de moda treinta años antes, sayas que olían a humedad y a polvo, delatando el olvido en los cofres de algún desván.
Otros puestos eran de géneros nuevos, y los vendedores, en vez de permanecer inmóviles, con moruna pasividad, esperando la pregunta del comprador, agitábanse pregonando la baratura de las mercancías, anunciando su procedencia de famosas quiebras. Eran los sobrantes de la elegancia, los desperdicios del capricho femenil: abalorios que ya no se usaban en los vestidos, guirnaldas de flores para los sombreros, blondas y puntillas amarillentas, envejecido todo ello por la moda antes de ser aprovechado. En otros puestos se exhibían viejos telescopios, cornetines, cartucheras de agrietado cuero, sillas de montar, y entre las ropas mugrientas asomaban, como una primavera moribunda, las pálidas rosas de alguna casulla.
Por el centro de la calle pasaban los vendedores ambulantes con grandes cestos de quincalla, pregonando las piezas a real, desde la palmatoria al cepillo y el juego de peines. Eran golfos de poderosos pulmones, que para atraer al público se agitaban como epilépticos, corriendo en torno de su puesto, manoteando, exhibiendo sus artículos, entregándolos a ciertos compinches que se fingían compradores para impulsar a la gente reacia.
—¡Aquí! ¡al tío que se ha vuelto loco y todo lo regala!—gritaba uno con voz de trueno.
—¡Lleven y compren!—mugía otro—. ¡Aire!... ¡Marchen, marchen!....
Trenes en miniatura, The Bing Bang Theory 2011-2012
Lo dicho, friki o chico malo, la imagen de la mayoría de los personajes de Cine y TV que aparecen con su tren de juguete o maqueta de ferrocarril. En esta ocasión ni mas ni menos que Sheldon, este científico que tiene detrás una legión de admiradores. No sigo la serie pero oigo a los compañeros de trabajo y la familia como se parten de la risa hablando de los personajes de esta serie norteamericana.
"Tu estudias el cerebro,
¿puedes explicarme, por que un hombre brillante juega con trenes de juguete?
Sin abrirle la cabeza no."
domingo, 11 de febrero de 2018
Mercadillo del domingo, Jerez de la Frontera 10 de febrero
Cada fin de semana subo una entrada con al menos una pieza interesante encontrada en mis visitas a los mercadillos. Esta vez en Jerez de la Frontera he encontrado esta pequeña monja de 9 cm de altura que se ha venido a casa conmigo. No entiendo mucho de muñecas, no se si es plástico, carey o celuloide, ni se su antigüedad, creo que es de los años 50, y creo también que por el dinero que he pagado por ella, una miseria, era pecado dejar a esta monjita en la caja que la contenía.
sábado, 10 de febrero de 2018
Carnaval de Cádiz, coro Los Chimenea "Que Cádiz es un baratillo", tango
Durante toda la pasada noche se ha celebrado la Gran Final de Agrupaciones del Gran Teatro Falla, ahora comienza el Carnaval en la calle, la verdadera fiesta. De todo lo bueno que he podido ver esta noche quiero citar un tango del coro de Faly Pastrana "Los Chimenea", 2º premio, donde bajo el título "Que Cádiz es un baratillo", el autor hace un recorrido por los artículos de personajes de Cádiz que se venden en un baratillo.
Letra recogida de letras desde el paraíso
Que Cádiz es un baratillo
que vende sus cosas viejas
de las que ya no se acuerda
o que no va a usar.
Se vende la bicicleta
más típica y más coqueta
que paseaba por la viña
la felicidad.
Se vende ese viejo palo
con el que aquel legionario
desfilaba pa los ojos de su Pepa.
Se vende un viejo diario
que imprimían operarios
cuando en Cádiz había imprenta.
Ese viejo gorro
de lana azul y amarillo
que en Carranza fue testigo
de ese Mcarty que fue a animar
la letra que dedico.
La aguja de Pepi Mayo
que hacia la capa un sayo
y vestía Cádiz de carnaval,
Vende hasta un viejo martillo
que golpeaba en la madruga
el Rubio del Aceite.
La vieja gorra de plato
con la que salía a la plaza
la banda del tío Perete.
La bata de hierbabuena
que sigue bonita y fresca
y María nunca dejo secar.
Claveles Scapachini
en la vieja boda del siglo.
De Quiñones su bacajillo
de salitre el puente canal.
Una regla inmortal
la de Don Adolfo
los pupitres pintadas
de sus niños golfos.
Y en el fondo del puesto vende una estatua
con la mirada de Paco Alba
que ninguno podría pagar.
viernes, 9 de febrero de 2018
Seat 1500 de Salvat, una inesperada sorpresa
Hace un momento ha llegado mi mujer de hacer unas compras, bajo el brazo un inesperado regalo, el Seat 1500 de Salvat. Se trata de la tercera entrega del coleccionable Coches Inolvidables, como inolvidable será este precioso detalle. Sabía los recuerdos que me transmite el 1500 y además negro, la de horas que lo esperábamos, los hermanos, cada verano en la esquina de casa a su llegada de Madrid.
He de decir que el coche es aún más increíble en mano que en la publicidad de la editorial, ahora le buscaré un rincón acorde con el coche y el detalle de mi mujer, suerte que tengo.
He de decir que el coche es aún más increíble en mano que en la publicidad de la editorial, ahora le buscaré un rincón acorde con el coche y el detalle de mi mujer, suerte que tengo.
Reza en la publicidad
"Una exclusiva colección que te llenará de recuerdos",
seguro que a lo largo del tiempo de este blog algún recuerdo he alimentado.
Eso me gusta
Seat 1500 matriculado en Málaga en 1971
Suscribirse a:
Entradas (Atom)