La caminata diaria no se negocia, y si es una obligación saludable por qué no acercarme al rastro de Campano de paso, que ya mañana será otro cantar. Pocos puestos, pocas piezas interesantes y una charla amena con un amigo vendedor tocayo que llega desde Cádiz, hemos despellejado a otros vendedores conocidos de años y que no son la alegría de la huerta precisamente, haciendo amigos jeje. Bueno aquí dejo unas pocas imágenes que aunque no sean piezas de museo algún interés despertará en el visitante.
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