Comenzó como un kiosco acristalado en la Exposición Iberoamericana del 29 en Sevilla con una estética que dista mucho de aquella que tuvo en sus últimos días de vida. Tras el fallecimiento de su propietario hace dos años cerró sus puertas y más tarde se tapiaron para evitar a los distintos curiosos y moradores.
Al parecer el bar no se inauguró con ese nombre y fue más tarde debido a que un asiduo cliente aparcaba cerca su Citroën 11 cuando tomó el nombre del fabricante francés. Dos años después de su cierre ahí sigue, con el rótulo dorado y los accesos tapiados, el tiempo decidirá su futuro.
Imágenes de Twitter del Bar Citroën en su época de esplendor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar en mi blog