Mañana de levante, a veces con rachas desapacibles. La vista al baratillo de Cádiz me ha servido para desayunar en el lugar de costumbre, poco más. Si en Cádiz era desapacible la mañana, en Chiclana de la Frontera lo era más aún, en el recinto ferial el viento campaba a sus anchas.
La cosa va de abanicos infantiles, cuando ya me marchaba a casa, creo que era el último puesto, he encontrado estos dos antiguos abanicos, uno ya lo tenía algo deteriorado, las peonzas son otra de mis debilidades aunque sean baratijas de kiosco. Solo por estas cosas merece la pena madrugar.
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