Han transcurrido tres meses, el pasado 7 de marzo, desde que paseara por un mercadillo por última vez, el de Campano. Tres meses de angustia y por que no decirlo, incluso miedo, me han hecho olvidar estos momentos tan esperados durante la semana. En este tiempo "confitado", como yo digo, apenas tres cuatro veces, por fuerza mayor, son las que he salido de casa, al principio para nada y solo luego cuando los paseos estaban permitidos, por suerte vivo en un lugar privilegiado y no lo he necesitado.
Estos últimos días he cambiado el chip, hay que hacerlo, tomar todas las precauciones y salir, se acostumbra uno a quedarse en casa y si tienes todo lo que puedes necesitar te dejas llevar.
Esta mañana muy temprano, como acostumbro, estaba leyendo la prensa y supe que mañana domingo comienza a instalarse el mercadillo de Chiclana, salí de casa para realizar unas compras y antes por curiosidad me pasé por Campano para ver si también se había instalado allí. Bingo, hoy era su primer día, una tercera parte de vendedores y pocas cosas interesantes, pero que más da, lo importante es que ha vuelto algo parecido a la normalidad, seguro que muchos vendedores lo necesitaban, lo celebro por ellos.
Bueno, a lo que vamos, esta nueva temporada la he estrenado con una pequeña plancha de hierro fundido, posiblemente de juguete, está algo dañada pero no desmerece. Las mujeres de la casa han celebrado el hallazgo.
Personalmente tengo una mala experiencia con una plancha de estas, pero de tamaño real. Mi madre, la pobre siempre me contaba lo mal que lo pasó cuando siendo yo muy pequeño, no lo recuerdo, jugando con mi hermano tras una cortina, casi pierdo un ojo al encontrarme yo entre el fuego y el lugar de planchado, como le dijo el médico que me atendió en urgencias, un milagro.
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