Una de la mejores heladerías sevillanas, situada en calle Zaragoza, cierra sus puertas durante la pandemia, en el exterior las capas de pintura de la esquina se van eliminando y dejan a la vista unos viejos mosaicos publicitarios de cerámica. Soy optimista y quiero pensar que las faenas de limpieza aún no han terminado, aunque los desperfectos ocasionados por la caja de instalación eléctrica, las señales de tráfico, el espejo y en menor medida la papelera, han dejado unas huellas que son difícilmente subsanables.
La primera y última imagen muestran de forma comparativa el despropósito, cuando no se pone en valor el histórico azulejo publicitario ocurren estas cosas.
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