Ya he comentado en alguna ocasión la atracción que siento por el interior de las viejas bodegas de vinos, los barriles y los olores que embriagan. El pasado domingo se me puso a tiro esta vieja canilla de barril (bota), siempre quise tener una, y lo mejor es que ésta conserva aún ese olor característico de su hábitat natural.
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