Podría decir que siento tristeza por los vendedores del Mercadillo Solidario de Jerez de la Frontera el pasado sábado, detrás de los pocos pero interesantes puestos y viendo la falta de clientela, otros incluso habían marchado ya quedando aún el domingo por delante. Igualmente la tristeza podría ser de los compradores que se encontraban al acceder al recinto con un mercado alicaído, en el momento en que entramos al pabellón los únicos visitantes éramos mi mujer y yo. Pero la tristeza mayor es que se supone que éste era un ¡evento solidario!, lo dicho de pena. En el trasfondo podría estar por un lado la falta total de publicidad del evento y por otro su ubicación, un lugar que más alejado del centro no podía estar, la organización ha fallado.
Una charla con el amigo gaditano Pepe, siempre cumplidor en este tipo de eventos, una despedida a Emilio, el pobre se marchaba aburrido, y una compra a un vendedor de la Línea de la Concepción asiduo en el rastro de Fuengirola al que le compré este marinero de hilo y el molinillo volador. Con eso me quedo.
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