Mis recuerdos de la desaparecida, ya hace años, Confitería de Chanivet en Puerto Real, casi siempre van ligados a las figuras sobre cajas de anises de sus vitrinas, uno de pequeño siempre se quedaba hipnotizado. Transcurrido el tiempo creo que ese debe ser ese el motivo por el que me atraen estos dulces objetos cuando los veo, como esta pieza que pillé el pasado sábado en el rastro de Campano.
Por cierto, años más tarde el dueño de la confitería se convertiría en mi primer profesor de dibujo técnico, ese recuerdo, por motivos que no vienen a cuento, es menos dulce.
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