Volver a los orígenes, ese es el sentimiento que me inunda cuando comienza la temporada, para mi, del baratillo de Cádiz, comienza el calor y es lo aconsejable, Jerez de la Frontera ya echó el cierre de la temporada el pasado domingo. Normalmente en Cádiz comienzo el domingo a sabiendas de no encontrar un tesoro, pero es lo de menos, es volver 40 años atrás a los alrededores del mercado central.
Cuando vuelvo a Cádiz, regreso casi siempre con algún lápiz nuevo, en esta ocasión han sido dos, uno donde se indican las velocidades que pueden alcanzarse por tierra, mar y aire y otro con los signos del zodiaco, ambos son de la fábrica de lápices Hispania. Entre los guardias civiles de Reamsa que tengo en mi colección me faltaba algún ejemplar con el traje de gala, hoy han regalado este.
A la vuelta de Cádiz un paseo por el rastrillo de Chiclana de la Frontera. Es difícil encontrar un visor con imágenes turísticas que vaya bien, todo el que lo toca prueba a ver y así es lógico. Solo guardo los visores que encuentro con imágenes de Cádiz y este está perfecto, en el se pueden ver el puerto, el viejo portaaeronaves Dédalo o el Juan Sebastián Elcano, el Paseo Canalejas, el desaparecido reloj de flores de la Plaza de España, el estadio Carranza y como no, la playa Victoria, todas imágenes de los 70.
Esta imagen refleja cuatro objetos insignificantes, dos lápices, un muñeco y un objeto para los turistas. Para mi son algo más, son recuerdos, eso tiene valor incalculable.
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