En uno de tantos puestos del Rastro, en la mañana de un domingo de tantos:
- Venga, tres euros y listos.
“Esto” era un cuaderno mugriento de hojas amarilleadas por el tiempo... Olía (y sigue oliendo) a una naftalina de décadas. El coleccionista había ido a pasar la mañana y había encontrado un tesoro. Le habían llamado la atención las fotos de guerra pegadas con cello y el verbo entre incendiario y romántico de aquellas páginas. No le dio tiempo a más, se fio de su pálpito y se llevó el cuaderno, más por curiosidad que por otra cosa. “Solo cuando llegué a casa y me puse a leer aquello caí en la cuenta de lo que tenía entre manos”, recuerda hoy el coleccionista aficionado Javier Monjas mientras hojea ensimismado lo que él llama El cuaderno Guernica, en realidad –y según reza en la portada- Guernica Originales (Cuaderno D.). Es el testamento de un hombre atormentado, el epitafio de un arrepentido.
Así comienza el interesante artículo del periódico El País, una historia que merece la pena leer sobre el fotógrafo cordobés de los años 20 y 30, Antonio Calvache. Ahora que se acaba de conmemorar el 50 aniversario de tan triste recuerdo, que mejor forma este documento para que no caiga en el olvido.
El periodista Javier Monjas, con el cuaderno del fotógrafo Calvache con fotos antiguas de Guernica
Dos páginas del cuaderno
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