Los innumerables lugares de venta y subasta en internet te hace la vida más fácil.
Comenzar a coleccionar hace 70 años, en tiempos en que el dinero era escaso y acceder a lugares de venta más aún, eso es digno de elogio.
Coleccionas sellos de correos a partir de las cartas que te llegan y te dan, intercambias por correo con coleccionistas incluso de otros países, incluso de la misma Cuba en los 70.
No fumas pero tienes una colección de vitolas de los puros magnífica, los amigos te dan las pequeñas y después de reunir cientos, desde la fábrica, en Las Canarias, te envían colecciones completas.
No juegas a la Lotería Nacional, salvo en Navidades, pero tienes años completos, otra vez los amigos, te van dando décimos que intercambias con otros colegas.
Las cajas de cerillas del día a día las vas guardando cuando se acaban y vas reuniendo la fauna, los trajes regionales, las armas.., completas las colecciones.
Números de la ONCE, monedas y billetes, calendarios de bolsillo, estampas de jugadores o toreros de los periódicos en los 60.....
Te levantas a las 6,00 de la mañana los días que no trabajas y te vas al salón para ordenar, hacer las hojas de álbum, rotularlas o simplemente contemplar tu colección y luego las vuelves a guardar en cualquier cajón o armario que puedes ocupar en una casa pequeña y con familia numerosa.
Ese era el día a día de coleccionar del mejor coleccionista del mundo, Mi Padre.
Si miramos el valor económico de sus colecciones quizá no fue muy cuantioso, pero para mi fue la mejor colección que haya visto nunca.
Sus colecciones ya no están en nuestro poder, pero poco importa porque los recuerdos permanecen. Ésta imagen es de una hoja que le hice para conservar sus carnets del tren que le llevaban al lugar de trabajo al que aún sigo yendo yo. Continúo coleccionando, creo que lo llevo en los genes. Ah!, y tengo alto el ácido úrico y la tensión. Va por ti.
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