Me llaman mucho la atención las viejas aldabas o llamadores de puertas que se escapan del clásico, alguna culpa tendrá aquella etapa adolescente en la que cobraba recibos por el pueblo. He de reconocer que algunos que veo, y que he compartido aquí, son de gran belleza y este no le va a zaga. Se trata de una pareja de manos de gran tamaño con una manzana, me parecen espectaculares. Otro detalle más a tener en cuenta es que la casa a la que puedes llamar con ellas, es aquella en la que vivió el músico gaditano Manuel de Falla.
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