Es un auténtico lujo desayunar en la Pastelería Confitería Madarro de Lugo, un lugar que lleva endulzando a sus vecinos desde el año 1.891. Su interior conserva aún vestigios de su pasado en sus estanterías, el fresco de techo o sus viejas botellas, sin olvidar el diploma de honor del premio obtenido en una exposición de 1.899 en Gijón.
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