No estamos acostumbrados por aquí que casi acabando el mes de mayo amanezcan unos días tan fríos y amenazantes de lluvia, con su barro incluido me cayó por el camino, y eso se notó en la escasez de vendedores y público en el rastrillo de Jerez de la Frontera. Poco o casi nada que comentar, si por aquí en los mercadillos no abunda material interesante por lo general, en días como hoy, apaga y vámonos. Y en eso estaba, cuando ya marchaba encontré esta icónica lata de galletas de Cola Cao en un estado excepcional y a un precio irrisorio para lo que se paga. Si las penas con pan son menos, con caja de galletas como esta, menos aún.
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