Mercadillo del domingo 20 de enero, Jerez de la Frontera

Podría decir, "hoy he estado en el rastro de Jerez y he encontrado estas dos muñecas". Al fin y al cabo este medio es, entre otras cosas, para ir recopilando todo aquello que pasa a formar parte de mi pequeña colección, o aquello que un día tuve. Pero a mi me gusta dar siempre mi toque personal, algo que cuando lo lea dentro de un tiempo me recuerde algo más sobre este día.
Hoy prácticamente ha sido el primer día que he salido a la calle, a excepción de las obligaciones diarias, desde el pasado domingo. Necesitaba salir y aunque la mañana no invitaba a ello me he acercado al rastro de Jerez, de camino, en el coche, oyendo música y la carretera casi toda para mi, es un auténtico placer, el tiempo se detiene en esos momentos.
Ya en el rastro, menos vendedores de los habituales, cosa lógica, la cama era mejor aliado a esa hora, las 9,30 de la mañana. Un vendedor te insinúa, "tengo algo aquí que le puede interesar", y acertó, muchas veces ha acertado. Otro vendedor te pide el oro y el moro por un calendario de bolsillo de Heraclio Fournier y una cajetilla de cerillas de una cafetería llamada TBO, un señora cuando le compras unos pisacorbatas te comenta con voz apagada, por fin me he estrenado hoy. El señor que me ha vendido las muñecas que muestro a continuación, es de aspecto delgado, de los que buscan durante la semana para tener objetos que vender el domingo, cuando le compras algo te lo agradece con sus palabras pero aún más con su mirada. Estas personas son, en parte, un motivo más de los que me hace volver cada domingo a los distintos mercadillos, para nosotros es algo, pero para ellos es algo más.
Dos muñecas de plástico duro de los años 50, una de piel blanca y que se utilizaba como sonajero de la cual no consigo determinar exactamente el fabricante y la otra de piel negra británica de la firma Kleeware. A mi mujer les ha encantado.