miércoles, 5 de julio de 2017

Un tesoro en la basura

Siempre he oído criticar a las personas que rebuscan en las basuras y contenedores, parto de que yo, por necesidad, también lo haría, y la noticia que he leído hoy en el diario El País, me hace pensar, cuantas cosas se han salvado del olvido gracias estas personas.
600 piezas prehistóricas halladas en un contenedor de obra de la ciudad de Vigo, con este titular se da la noticia del hallazgo de la colección atesorada por un psiquiatra fallecido, arrojada con los escombros durante el vaciado de unos trasteros y recuperada in extremis por un museo municipal.

"El pasado enero, junto a aquel contenedor ubicado en la Rúa da Paz, cerca del puerto pesquero de Vigo, pasó una pareja curiosa a la que le llamaron la atención entre tanto desperdicio unas rocas talladas y etiquetadas con números. Al final de la jornada, la Policía Local acababa depositando unas enormes bolsas llenas de basura y piedras en el Museo Municipal Quiñones de León,
En sus primeras pesquisas, la policía descubrió que las piezas primitivas procedían de unos trasteros que estaban vaciando unos obreros por encargo de la viuda de un psiquiatra, José Manuel García de la Villa, que había muerto en 2014 dejando atrás las consecuencias de su gran pasión por los yacimientos."
"Esta vocación la había alimentado desde la juventud, cuando todavía en el franquismo no había una estricta regulación sobre las excavaciones, los hallazgos arqueológicos y la entrega en los museos. Era un hombre con formación científica y desde los tiempos en que había estudiado la carrera en Salamanca había hecho acopio de útiles líticos y cerámica. Los marcaba con pegatinas blancas y pequeñas en las que escribía un número de referencia, y luego cultivaba con mimo unos listados en los que indicaba todos los detalles sobre el origen de los restos."
"Cuando se dirigieron a ella para aclarar los hechos, la viuda se mostró compungida. "Estaba muy disgustada", recuerda ahora el director de este museo municipal. "Nos dijo que lo sentía mucho, que no había prestado atención a lo que se estaba tirando, y además eso jamás lo hubiera querido su esposo". Al ser consciente de lo que había estado a punto de ocurrir, "colaboró en todo momento" y buscó en casa sin éxito los libros de registro donde García de la Villa habría recogido la información sobre las piezas. Solo salieron a la luz unas "hojas sueltas", unos listados manuscritos que sirvieron de ayuda a la empresa externa de arqueólogos contratada por el Ayuntamiento para poner orden en la descomunal colección."

Interesante historia la publicada en el País el día de hoy que demuestra lo importante que es a veces el interés o la necesidad de aquellas personas que rebuscan mientras otros los miran por encima del hombro.

Piezas líticas de la colección Villa

Utensilio procedente de Salamanca en el que García de la Villa incluyó el nombre del yacimiento y la fecha.

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