Vamos a llamarle Q, no se apunta dirección, ni el nombre del librero o librera, tan solo el de una plaza céntrica y las calles cercanas dentro de un círculo imaginario. La librería Q no aparece en redes sociales, su dirección se conoce por el boca a boca.
“Los libros provienen de un mercadillo que hubo hace unas semanas en una vivienda cercana a donde vivo. La familia, que ha sido propietaria durante varias generaciones, tiene que ir desalojando los muebles y enseres de la casa porque va a tener otro uso, así que se quedó con algunas cosas y decidió deshacerse de otras. Yo, por ejemplo, me quedé también con ese mueble –señala un mueble antiguo– y pregunté por los libros… al final no se los quedó nadie y días después me acabé llevando a mi casa todas las cajas; quería evitar a toda costa que pudieran acabar en la basura”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar en mi blog