Entre que el frío ha llegado para quedarse, la humedad que te cala hasta los huesos y las fechas que se acercan, los rastros de Jerez y Chiclana parecen haberse tomado ya unas vacaciones. A veces cuesta encontrar piezas que tengan algo de interés.
Por el fuerte del oeste que me ofreció el amigo Diego ni le pregunté precio, así no corría el riesgo de tener tentaciones, cierto es que me gustaba, pero ya tengo uno. Puede resultar cuando menos curioso el nombre del centro médico cuya placa muestro, si no fuese porque lleva el nombre de la patrona de localidad donde estuvo ubicado pudiera parecer que la sanación va más allá de la medicina. Y por último, también muy curioso el puesto que se ha montado un señor a caballo entre lo santoral y una sala de trofeos. Una más, el Juego del Metro de Educa me lo traje, el que fuera de la época en que viví en Madrid durante el servicio militar influyó.
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