El chico que nos atendía en el restaurante situado frente a Elviris nos insistía en que entrásemos a tomarnos un café o una copa, que no nos arrepentiríamos. Salimos a pasear y pretendíamos entrar luego pero al final se nos hizo tarde. Su web le daba la razón al chico, sin duda teníamos que haber entrado. Al menos dejo aquí unas imágenes del exterior que no tienen desperdicio, en la que destaca la Indian colgada sobre la puerta de entrada.
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