Posiblemente si los rastros que tengo a mi alrededor me pillaran más alejados no volvería a visitarlos. A esta conclusión he llegado mientras realizaba mi paseo dominical por los distintos mercadillos de la zona, no merecería la pena hacer kilómetros un domingo tras otro.
La Feria de Jerez de la Frontera tiene que prepararse con tiempo y el rastro ha vuelto a cambiar su ubicación, caos total, desorganización absoluta. Decía un periodista de las ondas que dejé de seguir, que habían dos ciudades en España caóticas en el tráfico y la señalización, una de ellas era Jerez de la Frontera, y doy fe de ello. Pues el rastro es un espejo del tráfico, de todos los que he visitado en mi vida, jamás he visto con una desorganización como la de los últimos años. Cuanto añoro aquellos tiempos en los que se celebraba en la Alameda Vieja.
Hoy he apurado mi tiempo de rastro, he visitado Jerez, El Puerto y Chiclana por este orden, a ver si caía la breva y encontraba algo ilusionante, pero la búsqueda ha sido infructuosa, poca cosa. De todas formas no cejaré en el empeño, como dije antes, estos rastros no me pillan lejos y seguiré visitándolos cada domingo.
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