A Loja (Granada) llegamos atraídos por aquella famosa copla de Antonio Vargas Heredia. Era mediodía del domingo de un fin de semana frío, de cielo gris y algo lluvioso, la gente del pueblo se pensó mejor lo de salir de casa, toda la calle para nosotros. Gracias al paseo encontramos dos viejas ferreterías cerradas para siempre, y no porque fuera domingo.
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