La estación de tren de Jerez de la Frontera está considerada una de las más bellas de país que espera se cumplan los trámites para ser declarada Bien de Interés Cultural. En innumerables ocasiones dentro de un tren he tenido la oportunidad de apreciarla por las ventanillas pero no ha sido hasta ahora cuando he encontrado la oportunidad de visitarla a pie. Su construcción data, y su estilo así lo corrobora, de finales de los años 20 del pasado siglo, coincidiendo con la Exposición Iberoamericana de Sevilla en 1929.
He querido mostrar, con mayor o menor acierto, unas imágenes de los azulejos sevillanos que cubren gran parte de sus paredes y columnas, sin dejar atrás su viejo reloj Festina. Como colofón, un antiguo cartel publicitario desierto, descansa en el suelo de una de las esquinas de la estación.
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