Cuando era niño cogía trozos de madera y con la navaja les daba forma para construir barcos, elaboraba lo que era el casco y la cubierta, algo similar al de esta maqueta vista en un comercio de segunda mano, y lo dejaba a falta de fabricar los palos y el velamen, pero la constancia no era entonces una de mis virtudes y nunca llegué a dar el paso definitivo.

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