Mañana muy fría en el rastro sevillano, un rastro que sigue moviéndose sobre la cuerda, de hecho habían menos vendedores de lo habitual porque al parecer corría el rumor de que las autoridades no dejarían montar, en otros corrillos se comentaba que éste sería el último domingo. Sea como fuere me resulta familiar esta situación, muy similar a la que vivió en 2017 cuando se suspendió de por vida el rastro Charco de la Pava.
En anteriores ocasiones he comentado que en estos rastros sevillanos, el de Su Eminencia y el desaparecido de Guillena, el vendedor con piezas más jugosas suele ser de origen rumano, esto se traduce en precios inflados, en muchas ocasiones cerrados en banda y con un material que en su mayoría aparece muy maltratado. Hay un vendedor igualmente de Rumanía al que he comprado alguna pieza en anteriores ocasiones y siempre ha sido muy educado e incluso ha entrado en el juego del regateo, pero hoy estaba tremendamente borde, no se si conocerá el significado de la palabra, tan solo le pregunté por una figura de plástico y ante su respuesta y posterior comentario no arriesgué con nada más, seguramente tendría un mal día porque además estaba recogiendo incluso muy temprano, pude observar entonces como empaquetaba y me reafirmo, el material sufre un enorme maltrato.




































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